miércoles, 7 de marzo de 2018

Dinero abundante, muchas obras y seguridad total

Aterrizas en el aeropuerto y ya desde los primeros compases piensas que esto es serio, que aquí algo se mueve de otra forma, que aunque aún no sepas qué, hay algo distinto. Mientras observas el panorama que se presenta ante tus ojos desde el taxi que te lleva hacia el centro de Abu Dhabi, una serie de sensaciones te embargan y, como consecuencia, extraes unas cuantas conclusiones inmediatas sin ningún tipo de rigor, pero que presumes no pueden ser muy descabelladas. Cuando te bajes del coche ya no tienes ninguna duda.


- Aquí hay dinero. No hace falta darle muchas vueltas. Se aprecia en los diseños selectos de los gigantescos rascacielos acristalados, en las prendas último grito que se aprecian en las boutiques de diseño selecto, en la cantidad de cochazos de élite que hacen rugir sus motores por las grandes avenidas, en el aire elegante de muchos hoteles. Todo huele a mucho dinero. Está claro. Sin entrar a desmenuzar ningún elemento de análisis es fácil hacerse con esa primera impresión: Abu Dhabi es una ciudad rica, muy rica. Se le nota. Después, despacio, arañando un poco más, se comprueba que es el más rico de los siete hermanos, de los siete Emiratos Árabes Unidos, todos ellos millonarios de familia, todos ricos desde la cuna por la gracia de Dios.

Cuando los británicos descubrieron petróleo en esta zona la ciudad de Abu Dhabi tenía 46.000 personas, cuatro doctores, y cinco escuelas, no había calles asfaltadas y buena parte de las viviendas estaban construidas con cañas. Lejos estaban ellos de imaginar que aquí se encontraba la quinta reserva de crudo más grande del mundo y que el 90% se escondía precisamente debajo de Abu Dhabi. Hoy esta ciudad, capital de los Emiratos Arabes Unidos, que cuenta con la décima parte de todo el petróleo del mundo, es la ciudad más rica de la Tierra. 

- Esto todavía se está haciendo. Se ve a las leguas que esto está sin acabar. Las calles se siguen haciendo a todas horas, nuevos proyectos invaden cada día las calzadas que se encuentran siempre en obras, el skyline se perfila dibujado con grandes grúas en activo por todos lados, la noche no es razón suficiente para dejar de construir rascacielos. No, Abu Dhabi no es un proyecto terminado, ni mucho menos. Es una ciudad en construcción permanente. Se encuentra en un intenso proceso de creación, del cual solamente se han llegado a desarrollar las primeras fases. La gran ciudad que se avecina tiene intención de seguir urbanizando el desierto que le rodea a gran velocidad y durante mucho tiempo. Abu Dhabi aspira en el fondo y cada vez con más razones, a ser tan majestuosa como su vecina Dubai.

- Aquí la seguridad es total. Basta con que te dejes el coche en la calle con la ventanilla abierta y compruebes a la vuelta que el ordenador y la cámara fotográfica que te dejaste encima del asiento están ahí, o que te olvides el Iphone en la mesa del restaurante del centro comercial y lo recuperes sin problema cuando a las tres horas te percatas, para que concluyas que ésta es una de las ciudades más seguras del planeta. A partir de ahí te sientes tranquilo, ya sabes que puedes caminar tranquilamente por sus calles o bañarte en sus playas públicas dejando el reloj, la tablet y la cartera con el dinero en la hamaca, sin ningún temor a que te roben absolutamente nada.

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